Querides monstres. De Odile Kennel

 

“Mira, estoy seguro de que estos textos te van a gustar”, me escribió hace unos años el poeta portugués Miguel Cardoso, enviándome un enlace. Hice clic, leí, asentí con entusiasmo: ¡quería traducir estos textos lúdicos, densos, multilingües, a veces misteriosos, en los que el deseo sexual destella una utopía de encuentro con les demás! Sobre todo, porque la propie poeta es traductore, ha publicado numerosos ensayos sobre las implicaciones político-feministas de la traducción y entiende la traducción como algo que no puede separarse ni de la vida ni de su propia escritura. Lo que me atrae de la traducción es que cada vez tengo que buscar nuevos procedimientos y soluciones; pero también el intercambio sobre los textos con quien los crea, del que a menudo han surgido amistades, es inseparable del propio proceso de traducción. Sin estos intercambios, las indagaciones y las preguntas, esta traducción no habría sido posible en su forma actual, tan diversas eran las posibilidades de lectura, tan densa la red de referencias y alusiones[1]. La “traducción” está omnipresente en estos poemas: el poema exercício para Anne Sexton, por ejemplo, surgió de la traducción de esa poeta; el catalán se incorporó a los propios textos de beatriz rgb en el curso de la traducción de Maria-Mercè Marçal. ¡Traducción osmótica! La traducción como metáfora en los textos, la traducción en los propios textos: del portugués al español y al catalán, la traducción basada en el sonido de las palabras … Yuxtaposición de lenguaje coloquial (a menudo queer) y lenguaje teórico, citas de otros textos, citas de canciones, discusión del Tarot, de los arquetipos … Marlene Dietrich aparece junto a Ofelia, María, Ariel y las deidades afrobrasileñas ... La traducción de estos textos puede (como siempre) ser sólo una aproximación, un trabajo en curso. Esto se aplica en cualquier caso al lenguaje equitativo de género, que todavía está en busca de sí mismo. ¿Los marineros son hombres? He puesto descaradamente Leute en singular y he convertido al/la marinero/marinera en une no binarie Leut. El lenguaje coloquial queer (como, por cierto, el lenguaje de connotación sexual) es mucho más pobre en el mundo germanohablante que en las lenguas románicas, que incluso tuve que recurrir a los años veinte (los uranianos probablemente apenas se usan hoy en día), o, en el caso de aloka, he adoptado esta expresión para du hast sie nicht mehr alle (“estás fuera de tus cabales”) en toda su misteriosidad sonora para los oídos germanohablantes. En el caso del tierno y ligeramente melancólico texto “Bachelard”, he recurrido al galés rojo[2], sin pretender conocer esta lengua ni siquiera aproximadamente[3]. Me dejé llevar por los sonidos (al igual que beatriz rgb), y además de las muchas palabras que forman parte del lenguaje común desde hace tiempo, también utilicé palabras que la mayoría de la gente probablemente no entiende. O cada une a su manera, lo que también es una forma de superar los límites textuales: la imaginación como un río que se ramifica … porque en el mar fluye un río … o varios. Una cosa es cierta: los poemas de beatriz rgb en su complejidad –como los temas que en ellos se tratan– son desde hace tiempo querides monstres por la traductora ...

 


[1] Esto plantea la cuestión de por qué tengo que entender los textos que traduzco. Si los interpreto "mal", significa que esta posibilidad de interpretación es inherente a los textos; trabajar con los "errores" sería un proyecto propio...

[2] Acudió en mi ayuda Günter Puchner: Kundenschall. El cacareo de los recolectores de cerezas en invierno. Traducciones Rotwelsch. dtv 1976

[3] El Denglish obvio es un rasgo distintivo de la frialdad y, por lo tanto, sólo es adecuado para los textos ingeniosos o geniales.

 

Traducido por Luisa María Mendoza