A mitad de los 80
A mitad de los 80’s mi familia estrenó vajilla de filos dorados
denso decorado de flores.
Nunca comimos juntos.
Por esos mismos años me vestía de camuflaje
desde las botas hasta la boina.
Coleccionaba cartitas de baseball como un junkie
miraba las caricaturas con fe de ciego.
Marcos, el mayor, hacía casas al otro lado
ocho horas diarias por quinientos dólares semanales.
Teresa, rizaba su pelo y delineaba sus ojos como Madonna;
nunca compró ninguno de sus discos.
Escuchaba El Andariego, escribía en su diario
en hojas impresas con tenues imágenes de paisajes y nubes.
Don Marcos perdió un dedo contra una máquina
trabajando para U.S. Elevators
Carlos escondía sus libros bajo el asiento mientras cruzaba con pasaporte a la escuela.
Mi madre leía la revista Hola para comentarnos a cada uno:
lo que le pasaba a la Familia Real o a Julio Iglesias
terminaba diciendo: pobres de los Kennedy, están malditos.
Mitte der 80er Jahre
Mitte der 80er Jahre benutzte meine Familie das erste Mal
das goldrandige Tafelgeschirr mit Blumen-Dekor.
Gemeinsam aßen wir nie.
Ich trug Tarnfarben in diesen Jahren
von den Botten bis zur Mütze
sammelte Baseball-Sammelbilder wie ein Süchtiger
und betrachtete die Fratzen als wären es Götter.
Auf der anderen Seite der Grenze schuftete Marcos, der Älteste
acht Stunden am Tag für 500 Dollar die Woche.
Teresa ließ sich eine Dauerwelle machen und zog die Augen nach wie Madonna,
von der sie sich nie eine Platte kaufte.
Sie hörte El Andariego und schrieb Tagebuch
die Seiten waren mit Bildern von Wolken und sanften Landschaften verziert.
An einer Maschine von U.S. Elevators verlor Don Marcos einen Finger.
Carlos, mein anderer Bruder, versteckte seine Bücher unter dem Autositz
während er mit dem Ausweis auf die andere Seite der Grenze zur Schule fuhr.
Meine Mutter las die Hola, um jedem von uns zu erzählen
was es Neues von der Königsfamilie oder Julio Iglesias gab.
Zum Schluss sagte sie:
Die armen Kennedys, verflucht sind sie.