DESPERTAR EN ALGUN PUNTO DEL AÑO
en que todas las cuerdas del cuerpo están tensadas
bajo la luz sin temperatura que viene de la calle
torcido en el colchón
confundido con una noche larga de viaje
en la que el frío se filtraba
por los agujeros del auto
o es un sueño oscuro
con la respiración por única imagen
o sueño que mis ojos son ventanas
cubiertas por bolsas de consorcio
que se hinchan con el viento
Al prender la luz
la habitación se corta detrás de la lámpara
y hace pensar en todo lo que falta
para recibir el cuadro completo:
del suspiro en el teléfono,
el viaje de una respiración por la línea
sin demoras por encima
de paradas de taxi, farmacias de turno;
los ladrillos cargados de sol durante la tarde,
el aura roja de la noche
depositada en el centro de los cuartos
Calle larga con luna y antenas
de televisión brillando en lo alto,
bajan los hilos plateados de las constelaciones
La mitad de una bolsa de carbón
es suficiente para pasar la noche
para que empiece a brotar la corriente
de agua negra que baña las piedras
en los pasillos dejados por los objetos.
De El olimpo, ediciones El Niño Stanton, Buenos Aires, 2010
Aufwachen an einem Punkt im Jahr
an dem alle Fasern des Körpers verspannt sind
in dem temperaturlosen Licht, das von draußen hereinfällt
verkrümmt auf der Matratze
noch eins mit einer langen durchfahrenen Nacht
in der die Kälte
durch die Ritzen des Autos drang
oder ist es ein dunkler Traum
mit der Atmung als einzigem Bild
oder träume ich, dass meine Augen Fenster sind
verhangen von Einkaufstüten
die der Wind aufbläht
Beim Anschalten des Lichts
wird das Zimmer hinter der Lampe abgeschnitten
und lässt an das denken, was fehlt
für ein vollständiges Bild:
Vom Seufzer am Telefon,
der Reise einer Atmung durchs Kabel
verzögerungslos über Taxistände,
Nachtapotheken hinweg;
die am Tag von der Sonne aufgeladenen Pflastersteine,
die rote Aura der Nacht
abgelegt in der Mitte der Zimmer
Eine lange Straße mit Mond und Fernseh-
Antennen, die hoch oben glänzen,
die silbrigen Fäden der Sternbilder schießen hinab
Ein halber Sack Kohle
reicht für eine Nacht
dafür, dass das Schwarzwasser
wieder sprudelt, das die Steine benetzt
in den von den Dingen aufgegebenen Gängen.