Fiebre
Bajo el silencio de estas sábanas que como la tierra se asienta
me crecen las uñas, las cresas
las voces de todos aquellos que piden limosna
el aleteo constante de los pájaros que anidan en mi ventana
y dicen certeros: “soy lázaro, he venido de entre los muertos,
he vuelto para decírtelo todo, lo diré todo”.
de manera infecciosa me multiplico
entre las treinta tazas de café regadas como señales
para no perder mi camino de la cocina a la cama.
afuera de este cenotafio
me sobrevivirán los arboles.
Fieber
Unter der Stille dieser Laken, die sich wie Erde herabsenken,
wachsen mir die Nägel, die Maden
die Stimmen von all den Bettlern
das ständige Flügelschlagen der Vögel, die vor meinem Fenster nisten
und treffend sagen: „Ich bin Lazarus, auferstanden von den Toten,
zurückgekehrt, um dir alles zu sagen, ich werde dir alles sagen.“
auf infektiöse Weise vervielfache ich mich
zwischen den dreißig herumstehenden Kaffeetassen, die mir
wie Schilder den Weg von der Küche zum Bett weisen.
außerhalb dieses Kenotaphs
werden die Bäume mich überleben.