Lo que observamos las extranjeras mientras leemos Memorias de una geisha
Al cruzar la puerta del café
esa mujer con las huellas de su
vestido
fue la última brisa del otoño
en su desmán.
Cuando desapareció,
lo que quedó fue el olor
a austeridad que tienen las casas
enfermas de permanencia:
el rastro a reuma de invierno
el efluvio tedioso
de las mujeres
temerosas a florecer
a deshojarse
pasional
[desmedidamente]
en la profundidad de sus vacías y bien organizadas casas.
Was uns Ausländerinnen beim Lesen von Die Geisha auffällt
Als diese Frau das Café verließ
waren die Spuren ihres
Kleides
der letzte Herbstwind
in all seiner Ausschweifung.
Als sie verschwand
blieb nur der Geruch
der kargen Häuser zurück
denen beständig das Krankhafte anhaftet:
ein Hauch Winterrheuma
die zähflüssige Ausdünstung
der Frauen
die Angst haben, aufzublühen
sich zu entblättern
leidenschaftlich
[maßlos]
in der Intimität ihrer leeren, wohlgeordneten Häuser.