Historia de las invasiones perdidas
Remontando el río
las sigilosas piraguas del séquito real
se escabullen por entre la selva momentáneamente acallada.
Pocos vigías velan los sueños despedazados
y las lanzas semejan arpones derrotados.
Vacío fondo de las embarcaciones
los ansiados tesoros quedaron, por ahora,
en manos del odiado enemigo.
Borrado el canto, las bocas muerden la amarga derrota
y sacian su hambre con raíces secas.
Las promesas se han diluido en la vergüenza
palabras huecas, ademanes truncos
estalla la orfandad en toda la selva
y el chillido de los monos impunes hiere más
que las envenenadas puntas de las flechas.