In the Museum of Misanthropy
Pots!
At eye level – Shards!
All these dippers and ideals,
imagination healers, bigwigs of the world,
dried, ground, decorated protection,
sieved kernels, beloved fruit, used pelts,
anguish, anguish, anguish, beauty through cruelty,
exceedingly small fake windows.
Basics over basics.
And rotten, evil ancestors,
jealous pitch-black turds.
Recurring patterns on pots.
Important questions that are not new.
Several prominent personalities up to their knees in plural.
Pearls. Divides. Vessels for delicate swine,
mixed, confused, covering their faeces
with delicacy, with giggles, with one another.
Howling of chickens.
Dust, little dust, and fresh information boards.
Where our alphabet comes from! Someone
has fooled the pedagogue with ridiculous scribbles:
Is comes from of a butterfli in Japan!
Where our alphabet comes from! From mistrust
never overcome. It was holes in rocks, became dust.
((Hair and nails are in my way
while I write this. They are sent by the gods.))
Yurts. Buckets. Rugs. Bowls and scarves.
Snow goggles. Jackal deities, venom, three shrunken heads.
Fibers from a hula skirt. A claw from the natural death
of a cockatoo. All that helps and all that does not help at all,
one thousand museums. Idiotic traditions.
Alongside traditions allowing survival under conditions
that maim almost everyone. Blinkered square patterns.
Survival is degeneration. The eternally human is the eternally unpleasant.
If you no longer would like to exist, you may bite the dust.
En el Museo de la Misantropía
¡Ollas!
A la altura de los ojos… ¡Trozos!
Todos esos cucharones e ideales,
curanderos imaginarios, millonarios de un mundo feliz,
vainas secas, ralladas, trituradas,
carozos tamizados, fruto masticado, pieles aprovechadas,
penas, penas, penas, belleza por crueldad,
ventanas muy pequeñas y falsas.
Bases sobre bases.
Y antepasados malévolos, jodidos,
machos celosos más negros que el carbón.
Patrones recurrentes en ollas.
Inventos importantes que no son nada nuevo.
Algunas personalidades destacadas metidas en el plural.
Perlas. Columnas. Recipientes para cerdos delicados,
todos revueltos, que hacen sus necesidades
por necesidad en risas y silencios
separados.
Aullidos de pollos.
Polvo, poco polvo, y flamantes paneles informativos.
¡De dónde provienen nuestras letras! Alguien
le tomó el pelo al investigador con unos trazos absurdos.
¡De dónde provienen nuestras letras! De una
desconfianza insuperable. Huecos en las rocas. (Los pelos y las uñas
me molestan cuando escribo. Me los mandan los dioses.)
Yurtas. Toneles. Tapetes. Cuencos y cuellos.
Antiparras de esquí. Deidades de chacal, veneno, cabezas reducidas, tres.
Rafia de una falda hawaiana. Garra de la muerte natural
de una cacatúa. Todo lo que ayuda y lo que no ayuda,
mil museos. Tradiciones imbéciles.
Incluidas las tradiciones que permiten sobrevivir
bajo casi cualquier circunstancia mutilante.
Patrones cuadrados limitados. Sobrevivir es atrofiarse.
Lo eternamente humano es lo eternamente desagradable.
Si quieres dejar de ser humano, te jodes.