MADREHOSPICIO
Entre mi Madre y el hospicio mi Madre,
el útero de la canal donde escapé y ya no escapo.
Porque hay miel en la leche, cuerpo de leche.
Entre el viento tal y el cielo agrisado mi Madre,
centro en clavadura, deshuesadero
en donde alguien, nombrado Tamayo así sea,
construyó con un brazo la Escultórica, ¡sh!,
quedé muy impresionado.
Un espacio de piedra y de silencio
que antes fuera chatarra. ¿Entiendes? Donde
estuvieron,
alguna vez, las partes mal enclavadas de los Pacers,
molduras de sable Saabs, metal de choque,
hay un espacio de piedra shh.
Ahí voy lento a mirar mis cuadernos. Prusia,
hojas sueltas de colores, transcripciones, duplicaciones,
calcas donde hoy se lee:
ChrisstoSaabs Kanal, dejaré de huir.
A veces me acallan las figuras del orden,
pero casi siempre estoy en sosiego. ¿Entiendes?,
¿escuchas
el agua, el río lento de la canal? Madre Tamayo así sea,
por donde alguna vez quise huir, hoy me quedo.
Me llamo Raúl Pérez Fanti.
Mi abuela se apellidaba Franco, un nombre,
un grito sin salida, un nombre,
Akan Fante, elefantiasis, árbol de guerra.
Cuando mi Madrehospicio así sea paró de huir,
¡sh!, mi abuela hizo las aguas.
Y se llenaron vasos de enfermedad,
en la inquietante paz, quedé muy impresionado.
Pero mi Madrehospicio así sea.
Pero mi Madrehospicio me dio algo breve al oído:
Gris, que es el héroe que no importa, abraza a Blanco e
intenta derribarlo. Blanco,
que es el héroe que importa, por su moldura, por su antifaz de
lidia que es su cara,
¿entiendes?, empuja hacia arriba, con la palma izquierda.
El codo de Gris gira hacia la derecha para deshacerse del
agarre.
Con los pies descalzos, Blanco, que es el héroe que importa,
por su moldura, por su antifaz que es una prótesis y es su cara,
¿entiendes?, lo lleva hacia el arrastre.
Así mi Madre Tamayo así sea me negó el calostro,
pero, a cambio, me dio esto al oído, ¡sh! También la leche
de las caballas, que es una leche dulcísima.
Porque hay miel en la leche, río de leche al pie,
donde leo mis cuadernos.
Para entonces, mi abuela, y no mi tía, dirigía un hotel en
las afueras.
Quedé muy impresionado. En ese hotel de paso
mi abuela hizo la aguas, ¡sh!, y se llenaron vasos de
enfermedad.
Pero mi Madrehospicio, Madre Tamayo así sea,
me mostró el metal que trabaja. El metal con que después
los chinos
tornaron a los héroes: control de mando, ¡sh!, pantallas
del tamaño de una billetera
conectadas en corriente con la Central y la Central con
el Procurador.
Todo esto antes de las gigantas, de los supercuadriláteros,
antes de Aarón y Kato, el negro Tamayo. Esto es,
antes de la Escultórica y la chatarra, de la elipse formada
por los Pacers.
Cuando las potras caballas pastaban desde antes el
abismo
y el hombre las miraba desde lejos, sosegado,
mientras bañaba sus pies descalzos en el río de la canal,
que así sea lleva una leche dulcísima, Madrehospicio,
Pesado amor.
MUTTERHEIM
Zwischen meiner Mutter und dem Heim meiner Mutter,
der Gebärmutterkanal, aus dem ich ausbrach und
nicht weiter ausbreche.
Weil Honig in der Milch ist, Milchkörper.
Zwischen diesem Wind und dem angegrauten Himmel,
meine Mutter,
Hufschlag-Zentrum, Schrottplatz,
wo jemand, getauft auf den Namen Tamayo, so sei es,
einarmig den Skulpturenpark schuf, Tsch ...!,
ich war sehr beeindruckt.
Ein Raum aus Stein und Stille,
der zuvor Blech war. Kapierst du? Wo waren
einmal die schlecht vernagelten Teile der Pacers,
Säbelleisten von Saab, Crash-Metall,
da ist ein Raum aus Stein Tsch ...!
Dorthin gehe ich, in Ruhe meine Notizhefte ansehen.
Preußen,
lose farbige Blätter, Transkriptionen, Duplikationen,
Pausbilder, wo man heute liest:
ChrisstoSaabs Kanal, ich hänge die Flucht an den Nagel.
Manchmal heißen mich die Ordnungsfiguren schweigen,
dabei bewahre ich in der Regel Ruhe. Kapiert?
Hörst du das Wasser, das ruhige Kanal-Fließen?
Mutter Tamayo, so sei es, von wo ich einst die Flucht
antreten wollte, dort lasse ich mich heute nieder.
Ich heiße Raúl Pérez Fanti.
Meine Großmutter trug den Nachnamen Franco, einen
Namen,
einen Schrei ohne Ausweg, einen Namen,
Akan Fante, Elefantenkrankheit, Kriegsbaum.
Als mein Mutterheim, so sei es, die Flucht aufgab,
Tsch ...!, kam meine Großmutter nieder.
Und es füllten sich Gefäße mit Krankheit,
in trügerischem Frieden, ich war sehr beeindruckt.
Aber mein Mutterheim, so sei es.
Aber mein Mutterheim raunte mir etwas Knappes ins Ohr:
Gris, der unbedeutende Held, packt sich Blanco und versucht
ihn, zur Strecke zu bringen. Blanco,
der wegen seiner Leiste und seiner Kampfmaske bedeutende
Held,
kapiert?, schlägt mit der linken Handinnenfläche nach oben.
Der Ellenbogen von Gris schwenkt nach rechts aus,
um aus der Umklammerung zu kommen.
Barfuß schleift ihn Blanco, der Held, der bekannt ist wegen
seiner Haltung und seiner Maske, die ihm Prothese und
Gesicht ist,
kapiert?, fort.
So verweigerte mir Mutter Tamayo die Biestmilch, so
sei es,
doch gab sie mir dies zum Tausch Tsch ...! Auch die Milch
der Stuten, die eine sehr süße Milch ist.
Weil Honig in der Milch ist, Milchfluss am Fuße,
wo ich meine Notizbücher lese.
Damals leitete meine Großmutter, und nicht meine
Mutter, ein außerhalb gelegenes Hotel.
Ich war beeindruckt. In diesem Stundenhotel
kam meine Großmutter nieder, Tsch ...! und Gefäße
füllten sich mit Krankheit.
Doch mein Mutterheim, Mutter Tamayo, so sei es,
zeigte mir Metall, das arbeitet. Jenes Metall, mit dem
die Chinesen dann
die Helden verwandelten: Fernbedienung, Tsch ...!
Bildschirme in der Größe einer Brieftasche,
direkt mit der Zentrale verbunden und die Zentrale mit
dem Justizvertreter.
All das geschah vor den Gigantinnen, vor den Super-
Quadrilateralen,
vor Aaron und Kato, dem Negro Tamayo. Also
vor dem Skulpturengarten und dem Blech, vor der
Ellipse, die die Pacers bildeten.
Als die Stutfohlen vor dem Abgrund grasten
und der Mann sie aus der Ferne betrachtete, in aller Ruhe,
während einer seiner unbekleideten Füße im Kanal-
Fluss badete,
so sei es, schleppt süßeste Milch, Mutterheim,
Schwere Liebe an.