Fuente de la lengua: español
Traducciones: alemán

Una pelota cuesta abajo

Esa vez clavé la mirada

en el bajo envuelto en niebla

y me quedé un rato largo

colgado de eso verde y blanco

hasta que se me humedeció

el pelo. Después me di vuelta

para encarar la subida.

 

Ahora a veces me hago

el loco, pierdo el corazón,

me quedo callado con

la vista clavada en un punto sólido,

hasta que me saca una puteada:

se me cae el cigarrillo,

el cenicero, los pensamientos se desparraman

en el piso de tierra,

en la alfombra...

entonces vuelvo

para hacer un comentario,

para tranquilizar a mis queridos.

 

Pero sé quien soy, lo sé, cierro

los puños, me revuelco,

me arrastro, rompo un plato, un libro.

No puedo parar el llanto de una mujer,

no puedo parar de llorar,

nunca tuve huevos,

estoy triste ¿Cómo anda la cosa

por ahí? ¿Estás bien? Te quiero mucho.

 

Quisiera quedarme tranquilo, preparar

el mate, llamar por teléfono, no pensar,

no despabilarme, son órdenes:

 

levanto la vista

miro el cielorraso

cuento los pisos de los edificios las ventanas

la cantidad de gente en una esquina

en un piquete

en un colectivo

28 sentados

22 parados

el chofer.

 

Y me pica el cuero,

me molestan los mosquitos,

los bichitos colorados,

el zumbido de los semáforos

para ciegos,

el olor a pasto,

 

con el primer rocío

me dicen hola

feliz cumpleaños y me besan.

Entonces bajo la vista

para mirarme el café con leche,

el olor a ropa nueva.

 

Me gusta pensar que soy

una pelota cuesta

abajo en una calle de tierra

en una mañana fresca y clara.

Me cuesta pensar que soy un pensamiento.

Hinabrollender Ball

Dieses eine Mal starrte ich

auf die neblige Flussniederung

und blieb eine ganze Weile

versunken in diesem Grün und Weiß

bis meine Haare

feucht geworden waren. Dann drehte ich mich um

und nahm den Aufstieg in Angriff.

 

Manchmal spiele ich jetzt

den Verrückten, verliere mein Herz,

verstumme und

fixiere einen festen Punkt,

bis mich ein Fluchen herausreißt:

mir fällt die Zigarette aus der Hand,

der Aschenbecher, die Gedanken verteilen sich

auf dem erdigen Boden,

auf dem Teppich ...

dann komme ich zurück,

um meine Liebsten

zu beruhigen.

 

Doch ich weiß, wer ich bin, ich weiß es, balle

die Fäuste, wälze mich,

krieche, zerschlage einen Teller, zerreiße ein Buch.

Ich kann das Weinen einer Frau nicht stillen,

ich kann nicht aufhören zu weinen,

ich war nie Manns genug,

ich bin traurig. Wie läuft’s

bei dir? Geht’s dir gut? Ich mag dich sehr.

 

Ich würde gerne ruhig bleiben, einen Mate

aufgießen, einen Anruf machen, nicht nachdenken,

nicht aufwachen, das sind Befehle:

 

ich blicke auf,

betrachte die Stuckdecke,

zähle die Stockwerke der Gebäude, die Fenster,

die Menschen an einer Ecke

bei einer Straßenblockade

in einem Bus

28 sitzen

22 stehen

der Fahrer.

 

Und meine Haut juckt,

die Moskitos setzen mir zu,

die farbigen Viecher,

das Summen der Ampeln

für Blinde,

der Grasgeruch,

 

mit dem ersten Morgentau

sagen sie Hallo zu mir

Herzlichen Glückwunsch und küssen mich.

Dann senke ich den Blick,

um den Kaffee mit Milch zu betrachten,

der Geruch nach neuer Kleidung.

 

Mir gefällt der Gedanke, ich sei

ein Ball, der eine erdige Straße

hinabrollt

an einem frischen und klaren Morgen.

Mir fällt es schwer mir vorzustellen, ich sei ein Gedanke.

traducido por: Timo Berger
Fuente de la lengua: español
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