Veinticinco centavos, por el amor de Dios
Mi padre muerto vino el otro día.
Me dejó dos cobijas y una almohada
y se volvió a morir como solía.
Estaba oscuro, pero todavía
puedo verme temblando en su mirada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Ni cuento de terror ni brujería:
mi padre apareció como si nada
y se volvió a morir como solía.
Con todo y que murió de neumonía,
lo vi muy tarde, ya de madrugada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Apenas me duró su compañía
lo que tarda en hacerse una redada
y se volvió a morir como solía.
En su ausencia, llegó la policía
y dejé las cobijas y la almohada.
Mi padre muerto vino el otro día
y se volvió a morir como solía.
2829 16th. St., N.W.
Washington, D.C.
[De Hasta aquí. México: Almadía, 2014.]
25 cents, um Gottes Willen
Letztens kam mein toter Vater.
Er gab mir zwei Decken und ein Kissen
und starb wie immer.
Es war dunkel, aber noch
kann ich mich in seinem Blick zittern sehen.
Letztens kam mein toter Vater.
Das hat weder mit Terror noch mit Hexerei zu tun:
Mein Vater erschien, als wäre nichts dabei,
und starb wie immer.
Und sogar an Lungenentzündung,
ich sah ihn spät, schon im Morgengrauen.
Letztens kam mein toter Vater.
Seine Anwesenheit dauerte nicht länger,
als man für eine Razzia braucht,
und er starb wie immer.
In seiner Abwesenheit kam die Polizei
und ich ließ die Decken und das Polster zurück.
Letztens kam mein toter Vater
und starb wie immer.
2829 16th. St., N.W.
Washington, D.C.