Una epístola para Walt Whitman
Querido Walt, te escribo para contarte
cómo tu barba ha inspirado a mi generación
más que tu poesía.
Estoy en el futuro observando una foto
que tomaron en mil novecientos setenta y nueve
cuando yo tenía un año y mi papá tenía treinta y uno
y donde este me carga detrás de un retrato tuyo.
Mi papá tiene una barba rala.
Y tú tienes tu poderosa barba whitmaniana,
y ahora que el tiempo ha pasado
comprendo que era una premonición
de que yo también acabaría con barba.
Me la dejé crecer hace unos años.
No fue nada planificado.
Fue creciendo así como una hiedra
que crece misteriosamente en el patio.
Y creció en mi cara y fue bien recibida
en una época en que quienes se dejaban la barba
eran talibanes o terroristas.
Pero yo la dejé que siguiera creciendo
y entonces cada vez más aparecían barbudos
y llegaron los hipsters con sus bigotes y sus barbas
las cosas inmediatamente cambiaron
y los barbudos se pusieron de moda
como en el medio oriente
y a nadie más le volvieron a vocear terrorista
por tener la barba larga
ya que ahora con una barba lucías cool
y hasta los policías y las mujeres se las dejaban
y en los aeropuertos no volvieron a verme raro
y en migración me dejaban pasar
sin cuestionarme de más
y sin llamarme Osama.
Ahora de cada dos hombres hay uno con barba
y cada vez que veo un barbudo
con una mujer hermosa de la mano
siento que el mundo va por buen camino
y sé que este asunto de la barba
ha molestado a los lampiños
que no saben qué hacer
y están los bigotudos
que no se quieren quedar atrás
y que han empezado
a dejarse crecer la barba
y juran que siempre han sido barbudos
como si uno no se diera cuenta.
Y los he visto paseando en bicicletas,
en picnics tomando té y galletas,
paseando perros y jugando con gatos.
Los he visto temprano en las mañanas
de pie en sus baños
aceitando y peinando sus barbas.
Querido Walt, he visto el puente de Brooklyn al atardecer
lleno de niños con barbas largas como la tuya.
Y a veces pienso que fue a ellos
a quienes te dirigiste cuando escribiste
los versos de «Cruzando en el ferry de Brooklyn»
y que quizás esa vez tuviste una visión profética
y alcanzaste a verlos a todos ahí arriba
con sus barbas paseándose en el puente de Brooklyn
que por cierto también era parte de la visión
ya que en esos días el puente tampoco existía.
Brief an Walt Whitman
Lieber Walt, ich schreibe dir, um dir zu erzählen
dass meine Generation weniger deine Poesie
als dein Bart inspiriert.
Ich bin in der Zukunft und betrachte ein Foto
das neunzehnhundertneunundsiebzig gemacht wurde
als ich ein Jahr alt war und mein Vater einunddreißig
und mich vor einem Porträt von dir auf dem Arm trägt.
Mein Vater hat kaum Bartwuchs.
Und du hast deinen mächtigen Whitman’schen Bart
und jetzt, nachdem die Zeit vergangen ist
verstehe ich, dass es ein Omen dafür war
dass ich auch Bart tragen würde.
Vor ein paar Jahren habe ich ihn mir stehen lassen.
Es war eigentlich nicht geplant.
Er wuchs wie Efeu
das auf mysteriöse Weise im Hof wuchert.
Er spross in meinem Gesicht und kam gut an
in einer Zeit, in der die, die sich einen Bart stehen ließen
Taliban oder Terroristen waren.
Aber ich ließ ihn weiterwachsen
und dann gab es immer mehr mit Vollbart
und dann die Hipster mit ihren Schnauzern und Ziegenbärtchen
und alles wurde anders
der Vollbart kam in Mode
wie im Nahen Osten
und niemandem wurde mehr „Terrorist“ entgegengerufen
weil er einen langen Bart trug
denn mit Bart sah man cool aus
sogar Polizisten und Frauen ließen sich einen stehen
und an den Flughäfen wurde ich nicht mehr misstrauisch beäugt
bei der Einreise ließen sie mich durch
ohne allzu viele Fragen
und ohne mich Osama zu nennen.
Jetzt trägt einer von zwei Männern Bart
immer wenn ich einen mit Vollbart sehe
eine schöne Frau an der Hand
spüre ich, dass die Welt auf dem richtigen Weg ist
und ich weiß, dass das mit dem Bart
jetzt die Bartlosen stört
die nicht wissen, was sie tun sollen
und dann sind da noch die Schnauzbartträger
die nicht außen vor sein wollen
und angefangen haben
sich den Bart wachsen zu lassen
und schwören, sie hätten schon immer Vollbart getragen
als ob man nicht sehen würde, dass das nicht stimmt.
Ich habe sie auf dem Fahrrad gesehen
auf Picknicks Tee trinken und mit Katzen spielen.
Ich habe sie am frühen Morgen
in ihren Badezimmern gesehen
wie sie ihre Bärte kämmten und einölten.
Lieber Walt, ich habe die Brooklyn-Brücke in der Dämmerung gesehen
Sie war voller Jungs mit langen Bärten so wie deiner.
Und manchmal denke ich, dass du zu ihnen gesprochen hast
als du die Verse von Auf der Brooklyn Fähre schriebst
und damals womöglich eine prophetische Vision gehabt
und alle dort oben sahst
wie sie mit ihren Bärten über die Brooklyn-Brücke spazierten
die natürlich auch Teil deiner Vision war
denn damals gab es die Brücke ja noch gar nicht.